Yuval Noah Harari,….un completo desconocido en mi radar de lecturas. Hubiese pasado por un librería y su título me habría parecido gracioso, tal vez engreído. “De animales a dioses” en letras grandes sobre una gran huella digital de fondo. Su bajada de título aun más vanidosa: “Una breve historia de la humanidad”…. ¿díganme quién se atrevería a titular de semejante manera un libro de no más de 500 hojas?.
Resulta que este tal Yuval fue el invitado estrella del congreso del futuro (iniciativa gubernamental para hablar sobre ciencia y tecnologías) que se celebró en Chile y parece que sacó aplausos hasta hinchar las manos de los asistentes.
Locuaz, rápido y por sobretodo divertido, este Israelí se tomó la historia del hombre y literalmente se la metió al bolsillo en un par de capítulos Harari nos invita a un paseo fantástico entre las tres revoluciones que a juicio de él han marcado al hombre: una revolución cognitiva en donde nos dimos cuenta que podíamos crear mitos colectivos y creer en ellos, una revolución agrícola que daría de comer a todos los hombres sobre la faz de la tierra (y que queda en tela de juicio al borde de ser una gran farsa en nuestra historia) y la revolución científica que declara al hombre como un ignorante y lo impulsa definitivamente a lo desconocido, pasando por alto los límites y constituyendo el mundo moderno que conocemos.
Fue un libro de descubrimientos; Harari me dejó en jaque en varios de sus pasajes. Estamos matando a la muerte y trataremos de ganarle en todos los frentes: la esperanza de vida se alarga tanto que quizás un día dejemos de morir. La ciencia fue impulsada por nuestra especie tan rápido que nos hizo dominar todo lo que nos rodeaba. Vencimos a un sin número de especies, incluso a todos nuestros primos homos e invadimos el mundo por completo.
Creamos energía, condicionamos la naturaleza e incluso la manipulamos. Nosotros mismos somos ese dios que nuestro antepasado soñó.
Resumir el libro sería destrozarlo. Cada página y párrafo tiene un sentido en este gran ensayo atrevido y desafiante, concatenando definitivamente una historia del hombre que nadie debería perderse.
Gracias Yuval.