Como a muchos personajes alucinantes de la historia, mi ignorancia no sabía posicionarlo en el espacio-tiempo y pido disculpas por tamaña afrenta. Algo suponía que su imagen emergió después de la revolución francesa en medio de un asedio frenético por la libertad del hombre y sus derechos. No sabía si estaba antes o después de las revoluciones descritas por Marx en el año 1848. No tenía idea que recogía parte de las ideas de Robespierre ni que comandó los ejércitos revolucionarios de Francia por más de 10 años.
Durante el inicio del siglo XIX en Europa todo fue Napoleón.
Bethoveen escribió Sinfonía Nª3 en su nombre (Heroica), para luego borrar la dedicatoria cuando el emperador se auto-asignó como tal. El hombre era de verdad, batalla tras batallas hizo caer un sistema monárquico que miraba impávido su desplome. Napoleón en sus memorias deja por escrito con claridad los temas de democracia y competencia de mercado para dar dinamismo a un pedazo de continente que se perfilaba para dominar el mundo por varios siglos. Conquistó Italia, el Rin, el Danubio, venció a Prusia, se hizo de los países bajos, venció a los austriacos aliados de los ingleses una 4 veces, enfrentó a Alejandro de Rusia, fue a Egipto, ganó batallas emblemáticas como Austerlizt, implementó el código civil, cambio las estructuras gubernamentales, modeló constituciones,…. la lista es interminable e impresionante.
Trafalgar fue una mancha en hoja de vida militar al perder contra los Ingleses, poder hegemónico antagónico a sus ideales. El mar no era lo suyo y eso siempre lo supo.
La historia lo recuerda de modo ambivalente: Tirano y villano que se hizo del poder,…. revolucionario y ejemplo de la revolución permanente que es capaz de cambiar la dirección de la historia con su coraje y su visión.
Leipzig fue la arena de su derrota, la isla de Elba su residencia post abdicación. A pesar de aquellos acontecimientos, en su mente vivía la grandeza. Un nuevo intento sería posible arrancando del terruño isleño que lo encarcelaba. El golpe fue intenso, eufórico y fugaz. Europa no quería más focos revolucionarios. Waterloo fue finalmente su caída y el sello final de su historia.
Napoleón tuvo la valentía de soñar un sistema y concretarlo hasta la última consecuencia, lo que pagó con su propia existencia.
Confieso que me hace sentir un poco de nauseas verlo en sus imágenes como emperador arropado de sus atuendos imperiales, pero a pesar de ello he resignificado su imagen y creo que fue portador del mensaje revolucionario que muchos llevamos cuando soñamos con cambiar el mundo.